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Las justas se realizarán entre el 7 y el 21 de febrero.
La tensa cuenta atrás para los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi comenzó este martes a falta de un mes para su inauguración entre estrictas medidas de seguridad tras los dos atentados suicidas que estremecieron Rusia a finales del 2013.
El deporte ha pasado por el momento a un segundo
plano y la seguridad se ha convertido en la prioridad para el país anfitrión
tras la muerte de 34 personas en los dos atentados cometidos en un plazo de 24
horas el 29 y 30 de diciembre en la ciudad de Volgogrado.
Pese a que faltan aún cuatro semanas, el Servicio
Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) cerrará el acceso por tierra y mar al
municipio de Sochi, al que sólo podrán acceder aquellos vehículos y barcos con
registro local o acreditación olímpica.
Además, este mismo martes entraron en servicio
todas las unidades (23.000 efectivos) del Ministerio para Situaciones de
Emergencia que se encargarán de garantizar la seguridad de deportistas y
aficionados entre el 7 y 21 de febrero.
"Vigilaremos todas las instalaciones.
Funcionará un sistema de control espacial. Las medidas de seguridad durante los
Juegos de Invierno serán de nivel mundial", afirmó Vladímir Puchkov,
ministro de Emergencias.
A esto se sumarán 42.000 agentes de la policía y
10.000 efectivos del Ministerio del Interior, los sistemas de misiles
antiaéreos Pantsir que vigilarán los cielos y los buques de la Armada que
eliminarán cualquier amenaza que provenga del mar Negro.
Aunque la guerrilla islamista del Cáucaso ha
amenazado con abortar los Juegos, a nadie se le pasa por la cabeza un posible
aplazamiento de los Juegos, que se perfilan como los más caros de la historia
con un gasto previsto de 50.000 millones de dólares (1,525 billones de rublos).
El presidente ruso, Vladímir Putin, asistió el
sábado al ensayo de la ceremonia de apertura en el Estadio Olímpico Fisht,
cuyos detalles, como es tradicional, se mantienen en un absoluto secreto.
Además, comprobó personalmente el estado de las pistas de esquí de fondo y de
biatlón en Krásnaya Poliana, y también disputó un partido de hockey sobre hielo
en el pabellón Bolshói junto a un equipo de viejas glorias.
También tuvo tiempo de visitar el centro
habilitado para los medios de comunicación y varios complejos hoteleros, y tomó
el tren para inspeccionar el parque olímpico, que se encuentra cerca de la
costa.
Putin, un gran aficionado a los deportes de
invierno, viajó a Sochi tras efectuar una visita sorpresa el primer día del año
a Volgogrado, antigua Stalingrado, para rendir memoria a los fallecidos en los
atentados.
Lo que parece que no dará problemas a los
organizadores es la sempiterna falta de nieve, ya que estos han almacenado 16
millones de metros cúbicos, en previsión de que las temperaturas sean demasiado
altas.
Además de clásicos depósitos y de los camiones que
recogen la nieve que cae de las cimas de las montañas de la zona, existen
cientos de cañones junto a las pistas que aprovechan el agua de los lagos para
fabricar nieve. Por el momento, este invierno es de los más cálidos que se
recuerdan en la parte europea de Rusia y en Moscú las temperaturas apenas bajan
de los cero grados desde hace semanas.
Lo que también parece haber pasado a un segundo
plano es el posible boicot por parte de algunos dirigentes políticos
occidentales contra Rusia por sus políticas homofóbicas. "El objetivo de
la competición no es que 20 o 30 líderes vengan a la ceremonia de
apertura", aseguró al respecto Alexandr Zhúkov, presidente del Comité
Olímpico Ruso.
De todas formas, el Kremlin ya no albergaba
esperanzas de que los presidentes de EE.UU., Barack Obama; Francia, Francoise
Hollande, o la canciller alemana, Angela Merkel, viajaran al balneario del mar
Negro a honrar a Putin.
Además, el Comité Olímpico Internacional echó un
cable a Rusia y un jarro de agua fría a los activistas al advertir que queda
permanentemente prohibido manifestarse públicamente contra las leyes rusas en
las instalaciones deportivas.
Mientras algunos deportistas abiertamente
homosexuales criticaron a Rusia por sus políticas discriminatorias e incluso
llamaron a boicotear los Juegos, Putin ha dicho que todos los deportistas y
aficionados serán bienvenidos a Sochi, independientemente de su nacionalidad,
raza u orientación sexual.
Putin, que ha criticado la legalización del
matrimonio homosexual en Occidente, insiste en que los gais no sufren ningún
tipo de discriminación en este país y que tienen los mismos derechos que el
resto.
Además, contra todo pronóstico, el líder ruso
autorizó las manifestaciones en el territorio de Sochi, aunque en zonas
especiales y sólo tras recibir autorización del Ayuntamiento, del FSB y del
Ministerio del Interior.
EFE
Tomado: El Tiempo
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